Luis Miguel recién llegó a nuestra capital al promediar las 10:30 p.m. del miércoles en vuelo privado. Escoltado por una comitiva de seguridad se trasladó de inmediato al Miraflores Park Plaza donde evitó encuentro con sus fanáticas, fiel a su característica de «divo».

El famoso cantante mexicano no quiso bajar de la camioneta. Dio vueltas por las dos puertas del edificio y nunca se animó a entrar caminando. Trascendió que explotó con los miembros de su staff, pues dicho hotel no tenía rampa para entrar de manera privada al estacionamiento.

En vano integrantes de la empresa 911 trataron de alejar a los fanáticos para que no capten imágenes de Luis Miguel. Encendieron las luces del vehículo alumbrando al grupo de personas, reforzaron su personal en las vallas, sin embargo ni eso parece que tranquilizó al mexicano.

 Ante la sorpresa de todos, la comitiva abandonó las inmediaciones del referido hotel y se dirigió hasta el Marriot. Ingresaron por la rampa lateral y media hora después volvieron a salir. Fuentes cercanas a ese lujoso hospedaje aseguraron que no tenían disponible una «suite presidencial».

 Se supo que el último destino de Luis Miguel habría sido el Hilton. Él ofrecerá su espectáculo este jueves.