Rara avis de moda es Romeo Santos. Su canto denota dolor y lamento y, sin embargo, el espectador lo codifica como una nostalgia festiva. La cadencia de su música es por instantes un puñal, pero en sus shows él transforma aquel estado en tristeza bailable. Extraño fenómeno. Un estadounidense de sangre dominicana y boricua que, sin demasiada promoción, arrastró al Luna Park a 10 mil personas en dos días (entre ayer y anteayer), a fuerza de bachatas. Un Romeo y 10 mil Julietas.

 En las puertas del Luna reparten folletos del otro autoproclamado “rey de la bachata”, Toby Love. A estas Julietas, el tal Toby no les incumbe y le quitan entidad. “El único es RS”, proclaman. El corazón del estadio está poblado por un nido de adolescentes hijo de la globalización: chicos del conurbano que lucen como criados en el Bronx, como Santos. Fans de vieja data que lo siguen desde Aventura, su ex agrupación.

 Santos es un sex symbol indiscutido. Durante las dos horas y media que dura el show, subraya por todos los medios qué tanto le gustan las mujeres, las sube a escena, las besa en la boca, llega a recostarse en ellas. Un Sandro más tropical que hace alarde de su pelvis y sorprende por su color de voz, de a ratos femenino.

 “The King of Bachata”, anuncia una voz, y del centro del escenario gira un trono dorado. Sentado, sin pronunciar palabra, con anteojos de sol pese a la noche, borcegos y chaqueta, el supuesto rey provoca espasmos a sus chicas. Entonces entra a jugar una pieza clave: la guitarra. Catorce músicos en acción, pero son las guitarras de Eric Rivera y Alexander Caba las que exprimidas al límite le ponen aura a la noche.

 “Nunca dejen que nadie les diga cómo vivir sus vidas, ¿ok?”, propone Romeo, y vomita hits (todos en castellano) de hoy y de ayer, bachatas que lo consagraron hasta en Europa

 Tras más de 20 temas, el señor que creció con la música de José José y Camilo Sesto, se despacha con un popurrí improvisado. “Pidan lo que quieran. No quiero estar preparado para la canción que me pidan”, avisa. Y entona alguna perlita que no llegó a hit de Aventura, o alguna de Wisin y Yandel.

  El final lo devuelve a su sillón de rey dorado. Un rey que, nacido hace 31 años en Nueva York, logró lo que de niño pobre no imaginaba: un reino con millones de seguidores más allá de Latinoamérica. Todo a costa de bachatas. De tristeza shakespereana. Si hasta en Verona escuchan hoy esa vocecita. Romeo sabe cómo conquistar Julietas.

 «Lo que yo más anhelaba lo logré, que es ser grande y popular entre mi mundo latino, entre todas las culturas … conquistar al público latinoamericano tiene un valor afectivo importante», consideró el Rey de la Bachata.

 Tras los dos conciertos en Buenos Aires, Santos viajará a Chile, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador. También se confirmó este martes que volverá a la capital argentina el 3 de agosto para un nuevo concierto.

«Es un show de casi de tres horas, donde pueden disfrutar de las canciones de mi último disco como ‘Promise’ y los clásicos de Aventura, que son mis primeros bebés, y los más recientes. Van a poder notar lo que siempre les gustó de Aventura, pero más», destacó el músico.

Santos adelantó que en seis meses comenzará a filmar el piloto del que será su primer protagónico en televisión. El proyecto fue apadrinado por el actor Will Smith y «será un poco de comedia mezclado con algo de detectives. Para mí fue un honor ser elegido, ser considerado para un proyecto tan importante», afirmó.

Por otra parte, Santos expresó su satisfacción porque el presidente Barack Obama decidió detener la deportación de algunos jóvenes inmigrantes que viven en Estados Unidos de manera ilegal pero que estudian o rinden servicios a las fuerzas armadas.

«Es algo que me llena de felicidad. Los latinos, y sobre todo los inmigrantes, son los trabajadores más fuertes y los que más aportan en Estados Unidos. Son los que se merecen el mismo trato y los mismos derechos. Este es el comienzo de algo que le veo un buen futuro», opinó Santos.

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