Google recuerda a Charles Perraut
Google rinde homenaje al escritor francés Charles Perrault en el aniversario número 388 de su nacimiento con un doodle que ilustra sus cuentos.
Perrault es reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles como Piel de asno, Pulgarcito, Barba Azul, Cenicienta, La bella durmiente, Caperucita Roja y El gato con botas, atemperando en muchos casos la crudeza de las versiones orales.
A sus 55 años, escribió Cuentos del Pasado, más conocidos como Cuentos de Mamá Ganso;y donde se encuentran la mayoría de sus historias más famosas. Sus versiones eran más crueles y poco tienen que ver los cuentos con finales felices que ahora muestra Disney.
Cenicienta, por ejemplo. Al señor Walt Disney la historia original de los hermanos alemanes debió parecerle algo sádica y prefirió, por tanto, omitir la parte en la que la madrastra ordena a sus dos hijas -que hoy conocemos como Drizella y Anastasia- que se corten dos dedos de los pies y el talón para poder calzarse el dichoso y frágil zapato al que el príncipe busca dueña. También se saltó el párrafo final, en el que se explica cómo las malvadas hermanastras «son picadas en los ojos por palomas, que las dejan ciegas en castigo por su maldad».
La historia de Aurora, protagonista de La Bella Durmiente, continúa en el cuento de Charles Perrault más allá de su boda con el príncipe que la despierta, con un beso, de su larguísima siesta. Tiene dos hijos y el apuesto galán acaba abandonándola. ¿La razón? Tiene miedo a su propia madre. Cuando al fin se atreve a presentarles a su esposa y sus dos jóvenes vástagos, la reina madre no se lo toma nada bien y, en esta ideal situación, al chico no se le ocurra otra cosa que largarse de palacio y dejar a su mujer sola con su suegra. Durante su ausencia, su madre -que, al parecer, tenía tendencias caníbales- ordena cocinar a los dos pequeños para zampárselos, pero el héroe llega a tiempo de salvarlos y la malvada antagonista del relato acaba suicidándose en la olla preparada para guisar a los chiquillos.
Porque, todo hay que decirlo, el verdadero libro infantil es la televisión. Su influencia es decisiva y total a la hora de comprar un cuento u otro.
FUENTE:La Voz de Galicia