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Acepta tus fortalezas y debilidades

 

La suerte no es el factor principal de su éxito, es su creatividad, su inteligencia, el esfuerzo y el trabajo que imprimen en cada uno de los proyectos que realizan y a ello se aúna el hecho de que saben encontrar a los aliados perfectos y su actitud segura y positiva hace el resto, que es convencer a los demás de que su plan es el efectivo, lo cual se respalda con sus antecedentes satisfactorios en distintas ramas.

De acuerdo a Agustín Medina, autor del libro Como llegar al éxito de fracaso en fracaso, Editorial Pearson Prentice Hall, “la mayoría de la gente piensa que el éxito tiene que ver más con el destino y la suerte que con el esfuerzo cotidiano. Se piensa que basta con estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Pero no hay nada más lejos de la realidad. La suerte y la oportunidad no son suficientes para conseguir el éxito.

Trabajo, trabajo y trabajo, ésa es una de las principales claves para triunfar en cualquier cosa. Es cierto que para lograr el éxito no se deben dejar escapar las oportunidades, pero de nada sirve estar rodeado de ellas si uno no está dispuesto a trabajar duro para aprovecharlas.

Encuentre el justo valor
No hay nada perfecto bajo el cielo, eso es una realidad, y aceptarlo es parte fundamental para no dañar la autoestima cuando ni asumir una culpabilidad que seguramente no corresponde.

A este respecto Agustín Medina explica que el fracaso significa aceptar nuestros límites y es necesario e imprescindible en el camino hacia el éxito, aunque admite, es una tarea complicada aprender a reconocerlos. “Nos empeñamos en culpar a los demás de nuestros errores, nos decimos que la suerte se puso en nuestra contra, que las circunstancias no nos fueron propicias, que todo fue culpa del destino y de la casualidad. De esta forma evitamos asumir los fracasos y aprender de ellos, y ése es el peor de nuestros fracasos. Cuando ignoramos nuestras propias debilidades estamos cerrando el paso al desarrollo de nuestras fortalezas”.

Cuando el éxito parece darnos la espalda lo más adecuado es hacer una valoración de los procesos que se siguieron, así como un balance justo de resultados.

Nada de lágrimas, mejor la acción
Según sus palabras lamentarse no es una oportunidad para encontrar consuelo, éste lo encontraremos cuando tenemos el entusiasmo de intentar un plan nuevo, que cubra con mejores respuestas las fallas que se hayan cometido y que analice cada una de las causas que nos llevaron a fracasar en el intento anterior.

“Por cada momento triunfal hay otros muchos de derrota y fracaso. Sin embargo, el auténtico triunfador, el que llega a ser de verdad una estrella en su categoría, es aquel que no sucumbe ante el fracaso; el que una y otra vez se repone de sus malas actuaciones; el que sabe aprende de sus errores y se esfuerza más que nadie sin dejarse abatir por las derrotas, sin desmoronarse ante las adversidades. Trabajar duro y saber sobreponerse a los fracasos: en eso consiste el secreto del éxito”, afirma Agustín Medina.

Con la mirada en el futuro
Otro punto que vale la pena tener fresco en la mente a la hora de analizar los resultados y de emprender nuevas metas, es que no es posible alimentarnos de glorias pasadas, aún cuando éstas se hayan vivido recientemente.
No podemos pasar por alto que ninguna situación que experimentemos es igual a las anteriores, es cierto que pueden haber semejanzas, pero lo ideal en todo caso es partir de cero y poner en consideración los aprendizajes que hayamos obtenido.

Aceptar que nadie es perfecto y que estamos expuestos a sufrir tropiezos, es el primer consejo que debemos recordar para evitar así salir lastimadas cuando las cosas no se dan como las habíamos planeado. Pero también tengamos presente las habilidades que poseemos y la capacidad para volver a intentar y poner lo mejor de nosotros para volver a la senda del triunfo.

Fuente: impre.com

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